CAPITULO I.

LA EMIGRACION DE ESPAÑA

El descubrimiento de América (Sud América), en 1492, coincide también con el decreto de Fernando e Isabel que obligaba a los judíos a abandonar España. Una parte de los expulsados peregrinó por mar y tie­rra a Portugal, al Sud de Francia, a Italia y a Tur­quía. La otra parte se convirtió, lo que le permitió quedarse en España. Pero aún así su situación no fué resuelta.

Los que inmigraron a Portugal y al Sud de Fran­cia tuvieron luego que tomar otra vez el bastón de peregrino. Llegaron a Holanda, a Inglaterra, a Ham- burgo, algunos también a París, Bohemia, al sur de Alemania y a Polonia. Muchos de aquellos, que se convirtieron en España (y luego también en Portu­gal), estuvieron expuestos a la saña y a las hogueras de la inquisición que los acusaba de ser solamente ca-

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